
Quienes
trabajamos en los laboratorios de alimentos
de Alicante sabemos de la importancia de la correcta conservación de los
alimentos. Sabemos también que el exceso de celo nos lleva a guardar en el frigorífico muchos
alimentos que, lejos de conservarse mejor de esta manera, con el frío pueden
perder gran parte de sus propiedades nutricionales.
Uno de los ejemplos más claros lo encontramos en los tomates. Rara es la casa
en la que los tomates no se guardan en uno de los cajones previstos para la
verdura, sin pensar que el tomate es un fruto y no una verdura. El frío del
frigorífico daña las membranas inferiores del tomate y convierte la pulpa,
deliciosa cuando se ha guardado a temperatura ambiente, en una pasta insípida y
pastosa.
No hace falta ser un técnico de cualquiera de los laboratorios de alimentos de Alicante para saber que con las
temperaturas bajas, el característico almidón de las patatas se convierte en
azúcares que alteran completamente su sabor, las prepares de la manera que las
prepares, por lo que las patatas deben conservarse en un espacio seco y a la
sombra preferiblemente en bolsas de papel.
Tampoco les sienta nada bien el frío a los quesos secos como el manchego curado
o el parmesano, que, tras pasar tan sólo un rato por la nevera ven cómo
desaparece buena parte de su sabor. Hay quien, en peno ataque de lo que
podríamos llamar “neverismo” guarda en el interior del frigo hasta el aceite de
oliva. Claro que cuando van a cocinar se encuentran con una pasta de aspecto
similar a la mantequilla, pero mucho más insípida.
Desde el Laboratorio Alilab queremos
ayudarte a conservar mejor tus alimentos.